sábado, 4 de octubre de 2014

Soluciona,El Partido Patriotico Español les Lee la Cartilla a los Criados de Los Usureros en España

Discurso que merece la Pena Escucharse---En una España de Partidos en el Parlamento  de Criados al Servicio de sus Amos,La Demonocracia se diseño para quitarle al Pueblo su capacidad de decidir sobre su futuro y su vida y su propio destino-----JR------------------------------------------------------------------
Rajoy: el mayor traidor a sus votantes de Europa
Por Roberto Centeno*
Si alguien en su ceguera todavía tenía alguna duda sobre la mendacidad y la total perversión política y moral de Mariano Rajoy, creo que la pasada semana se le habrá caído la venda de los ojos. Rajoy es la segunda plaga bíblica después de Zapatero que asola este desgraciado país. Es igual pero en pusilánime, y además está yendo mucho más lejos en la destrucción económica, política y moral de la nación española. A lo que se añade la destrucción de la más sólida estructura social que España ha tenido jamás basada en una amplia clase media que pasó del 24% en 1936 al 56% en 1975, que hoy ha caído al 43% y está siendo sustituida por una sociedad tercermundista dual. Rajoy ha demostrado que es una persona sin principios ni valores a quien solo importa el poder. Y con tal de mantenerlo no duda en traicionar a sus votantes, a su Patria y a quien sea menester.

Zapatero era un indocumentado, un sectario y un radical. Tan indocumentado que osaba negar la existencia de España, una de las unidades políticas más antiguas del mundo, algo propio de un iletrado o un demente. Tan ignorante que nunca supo, ni él ni Solbes, por qué España crecía en los primeros años de su mandato y mucho menos por qué se hundía después. Tan demente o tan felón que dijo que aceptaría cualquier Estatut que viniera de Cataluña. Pero Zapatero nunca traicionó a sus votantes. Rajoy era diferente, su gente sabía perfectamente lo que había que hacer para salir de la crisis: bajar impuestos y no gastar más de lo que se ingresa. No pactar con terroristas, ilegalizar sus franquicias y hacer cumplir la Constitución y la Ley. Esto lo dijo y prometió por activa y por pasiva. Ha hecho justo lo contrario.

Traidor a sus votantes y traidor a España

Empecemos por la pasada semana. Su última gran traición, una traición sin excusas ni paliativos a su programa electoral y a sus votantes, ha sido la retirada de la nueva ley del aborto y la confirmación de la monstruosa ley de Zapatero-Aído, que permite como en ningún otro país civilizado el asesinato indiscriminado de los no nacidos de hasta ocho meses. Una ley que el propio PP recurriría ante el Constitucional por estimar que vulneraba derechos fundamentales de las personas, ¡y que ahora se traga íntegra, en lugar de derogarla y volver al menos a la ley de Felipe González y Aznar, con algunos retoques para evitar coladeros! Rajoy insulta además a la inteligencia de los españoles afirmando que necesita mayor consenso, cuando ha aprobado la mayoría de leyes sin consenso alguno y la sectaria pareja ZP-Aído se pasarían el consenso por ahí.

Pero lo más pavoroso han sido sus motivaciones. A Rajoy le importan un pimiento los miles de niños no nacidos que van a ser asesinados con la cobertura legal de la ley más inhumana del mundo civilizado. Le importan un pimiento la moral y las promesas hechas a sus electores, a los que ignora porque piensa que solo pueden votarle a él. Únicamente le importa el poder. Su gran oráculo Arriola, que ha asesorado a todos los mediocres del PP en los últimos 20 años, a quienes explica siempre por qué no se cumple nunca lo que él les había asegurado que se iba a cumplir, le ha dicho ahora que el retirar la nueva ley del aborto le proporcionará más votos de los que le quitaba. No arrancará un solo voto a la izquierda y ya se está produciendo una desafección masiva en el PP. Y aquí hay que gritar un olé al obispo de Alcalá al llamar a no votar más al PP y sí a un partido que defienda los valores cristianos, ante el vergonzoso silencio de la Conferencia Episcopal, que, a la espera de un canal de TV, mete los valores cristianos bajo la alfombra.

Y por si esto no fuera ya bastante, nombra ministro de Justicia a Rafael Catalá, un total ignorante en cuestiones jurídicas, dispuesto a bajarse los pantalones ante el separatismo catalán y a cargarse la Constitución para adaptarla a la “sensibilidad” de 3 millones de catalanes en contra de la de los 43 millones restantes. Es lo mismo que si un ministro propusiera cambiar el clima para no herir la sensibilidad primaveral de los alérgicos. Para este irresponsable lo importante no es que se cumpla la ley y que esta sea igual para todos los españoles, nada más lejos. Está encantado de que los separatistas no la cumplan, de la prohibición de ser escolarizado en castellano y de la persecución de todo lo español. Siendo secretario de Estado de Infraestructuras cuando ocurrió el accidente del Alvia, que costó 80 muertos y 140 heridos, no hizo absolutamente nada por depurar responsabilidades, solo mintió en todo y a todos. Encomendar a este temperamento ideológico y cínico la Administración de Justicia es tanto como confiar la sanidad pública a un curandero de sensibilidades.

Y luego ya el acabose. La forma en que este pusilánime ha dejado pudrirse el tema catalán puesto en marcha por el Estatut de Zapatero ha sido tan manifiestamente desastrosa que ha caído cuando menos en el delito de colaboración tácita, pero inequívoca, de conspiración para la sedición de Cataluña. Es decir, un gravísimo delito contra la estabilidad y seguridad del Estado español. Rajoy ha cerrado los ojos desde el principio al flagrante incumplimiento de la ley constitucional por los separatistas, sin mover un solo dedo para garantizar su cumplimiento como era su obligación como presidente de la nación. Tan acostumbrados estamos a su desidia y a su irresponsabilidad en la defensa de la unidad de España que a nadie extraña hoy que haya mirado hacia otro lado mientras los separatistas iniciaban una escalada verbal y de hechos consumados para la separación.

Pero lo más pavoroso han sido sus motivaciones. A Rajoy le importan un pimiento los miles de niños no nacidos que van a ser asesinados con la cobertura legal de la ley más inhumana del mundo civilizado. Le importan un pimiento la moral y las promesas hechas a sus electores, a los que ignora porque piensa que solo pueden votarle a él. Únicamente le importa el poder. Su gran oráculo Arriola, que ha asesorado a todos los mediocres del PP en los últimos 20 años, a quienes explica siempre por qué no se cumple nunca lo que él les había asegurado que se iba a cumplir, le ha dicho ahora que el retirar la nueva ley del aborto le proporcionará más votos de los que le quitaba. No arrancará un solo voto a la izquierda y ya se está produciendo una desafección masiva en el PP. Y aquí hay que gritar un olé al obispo de Alcalá al llamar a no votar más al PP y sí a un partido que defienda los valores cristianos, ante el vergonzoso silencio de la Conferencia Episcopal, que, a la espera de un canal de TV, mete los valores cristianos bajo la alfombra.

Y por si esto no fuera ya bastante, nombra ministro de Justicia a Rafael Catalá, un total ignorante en cuestiones jurídicas, dispuesto a bajarse los pantalones ante el separatismo catalán y a cargarse la Constitución para adaptarla a la “sensibilidad” de 3 millones de catalanes en contra de la de los 43 millones restantes. Es lo mismo que si un ministro propusiera cambiar el clima para no herir la sensibilidad primaveral de los alérgicos. Para este irresponsable lo importante no es que se cumpla la ley y que esta sea igual para todos los españoles, nada más lejos. Está encantado de que los separatistas no la cumplan, de la prohibición de ser escolarizado en castellano y de la persecución de todo lo español. Siendo secretario de Estado de Infraestructuras cuando ocurrió el accidente del Alvia, que costó 80 muertos y 140 heridos, no hizo absolutamente nada por depurar responsabilidades, solo mintió en todo y a todos. Encomendar a este temperamento ideológico y cínico la Administración de Justicia es tanto como confiar la sanidad pública a un curandero de sensibilidades.

Y luego ya el acabose. La forma en que este pusilánime ha dejado pudrirse el tema catalán puesto en marcha por el Estatut de Zapatero ha sido tan manifiestamente desastrosa que ha caído cuando menos en el delito de colaboración tácita, pero inequívoca, de conspiración para la sedición de Cataluña. Es decir, un gravísimo delito contra la estabilidad y seguridad del Estado español. Rajoy ha cerrado los ojos desde el principio al flagrante incumplimiento de la ley constitucional por los separatistas, sin mover un solo dedo para garantizar su cumplimiento como era su obligación como presidente de la nación. Tan acostumbrados estamos a su desidia y a su irresponsabilidad en la defensa de la unidad de España que a nadie extraña hoy que haya mirado hacia otro lado mientras los separatistas iniciaban una escalada verbal y de hechos consumados para la separación.

Si no había otro remedio lo habría sabido dos meses antes, y en consecuencia mintió conscientemente a sus electores para conseguir el poder. Igual que hoy con los fraudulentos PGE-2015, el engaño más grande jamás contado. Prevé que los gastos superen a los ingresos en solo un 15%. Y ocurre que, según los datos de Contabilidad Nacional a julio 2014, ¡los gastos del Estado superaban a los ingresos en un 45,6%! ¿Va a cambiar la situación cuando el crecimiento se haya hundido en el tercer trimestre o a gastar acaso menos de lo que ingresan el resto de Administraciones para compensar? La falsedad de las cifras es asombrosa.

Pero es que había algo peor: ¿cómo nadie que no sea un tramposo de la peor especie puede afirmar sin que se la caiga la cara de vergüenza que en un presupuesto de gasto de 470.000 millones de euros, donde solo 36.000 millones son duplicidades entre Administraciones, es imposible recortar 6.000 millones de euros? Pero esa sería su línea de gobierno desde entonces: el nepotismo más descarnado jamás conocido. Colocó a más de 100.000 ineptos de su partido en solo tres meses, muchos con sueldos que superan los 60.000 euros anuales. Sobre este gasto tan disparatado como despótico dijo “eso ni se toca”.

Se tocan las becas, se toca el gasto social, se condena al hambre a cientos de miles de niños recortando las ayudas comedor, pero el gasto de los enchufados, los suyos y los de toda la casta política, “ni se toca”. En la misma línea prometió en campaña reducir a la mitad las 3.600 empresas públicas, ese cáncer donde parasitan más de 400.000 enchufados, con una deuda que supera los 50.000 millones y de cuyo gasto nadie explica nada. Solo “cerraría” unas decenas. Pero, ¿cómo?¿Poniendo a estos parásitos en la calle? En absoluto. Fusionándolas con otras.

Prometió ilegalizar todas las franquicias de ETA a las que Zapatero, en un acto rayano en la alta traición, entregó el poder en Guipúzcoa. No solo no lo hizo, sino que siguió negociando con ETA. Igual que su predecesor, renunció a aniquilarla, que es lo que han hecho todos los Gobiernos europeos con sus organizaciones terroristas. El caso Bolinaga sería la culminación de su cobardía insuperable y de su traición no solo a sus electores, sino sobre todo a las víctimas de estos asesinos. Se infló a decir por activa y por pasiva que “no se puede gastar más de lo que se ingresa, eso es un auténtico disparate”, en referencia al creciente endeudamiento del Gobierno socialista. Lo que hizo en realidad fue pavoroso: endeudar en más de 400.000 millones de euros, la mayor cifra de nuestra historia económica y doble de la del indigente mental, destruyendo así el futuro de varias generaciones de españoles. Esto no es solo otra traición, esto es de juzgado de guardia. Y este año se incurrirá en un déficit mayor aún que el de 2013.

Y todo ello con qué fin. Para salvar de la ruina a un sistema financiero incompetente y corrupto que tendría que haber sido cerrado en un 50%. Para salvar de la ruina a varios de los grandes oligarcas del Ibex. Y para mantener en funcionamiento un modelo de Estado inviable y corrupto, base de su poder, donde la parte más escandalosa son las duplicidades entre Administraciones que siguen intactas, los miles de coches oficiales, las oficinas de lujo y los dos millones de empleados públicos nombrados a dedo por la casta política. Para financiar todo esto, recortaría brutalmente el gasto social y elevaría los impuestos estatales, autonómicos y municipales a un nivel confiscatorio, mientras permitiría a los monopolios (gas, electricidad, productos petrolíferos) elevar los precios de sus productos y servicios al nivel más alto de Europa.

Un sacerdote revela que la masonería domina la cúpula Nacional del Partido popular y la  de todos los Partidos……- ReL.- El sacerdote Manuel Guerra, en su nuevo libro recién publicado Masonería, religión y política (Editorial Sekotia), realiza una revisión sobre la masonería y sus implicaciones históricas en el ámbito de la religión y la política. El autor dedica un apartado a hablar de la masonería y los partidos políticos españoles del siglo XXI.
En él asegura que “alguien relacionado con la masonería me informó de que ésta dominaba la cúpula nacional del Partido Popular”. No se revelan los nombres, pero asegura que “fueron confirmados por otras personas masónicas y ex masónicas”.
El libro también revela que, según esta fuente de Manuel Guerra, “hacía tiempo que se habían infiltrado en el PP gallego y en el canario y  en el PP vasco”.
El caso de Canarias
Destaca especialmente la situación de las Islas Canarias en donde, según afirma Guerra, los partidos políticos se vieron infiltrados por los masones hace ya mucho.
Haciendo una comparación entre los distintos partidos y atendiendo al número de infiltraciones, “puede decirse que hay algunos masones en el PP, bastantes en Coalición Canaria y muchos en el PSOE canario”, asegura.
Los masones en partidos de izquierda
La obra, que evita dar nombres de los políticos del PP, sí menciona a algunos mandatarios de izquierdas. En concreto, Guerra cita a José Luis Rodríguez Zapatero y a su declarada “condición masónica”. Recuerda, además, las palabras que el ex presidente del Gobierno pronunció en un mitin de la campaña electoral el 8 de febrero de 2004: “¡Más gimnasia, menos religión!”.
El autor menciona otra realidad creada por el ex líder socialista, la Alianza de Civilizaciones, a la que tacha de “organización masónica”. Y añade: “Está sin hacer el estudio de la ayuda prestada por los gobiernos socialistas” a dichas iniciativas.
Esquerra Republicana de Catalunya también contaría entre sus filas con masones. Es más, “la mayoría” de ERC estaría controlada por las logias. Guerra señala a Carod Rovira (que ya no milita en el partido) y Maria Àngels Prats, abogada y ex Gran Maestra de la Logia Derecho Humano (Orden Masónica Mixta Internacional fundada en 1883


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