miércoles, 2 de septiembre de 2015

Los Efectos Negativos del Prozac

El plan dietético de Prozac

Durante mucho tiempo ha corrido el rumor de que el Prozac ayuda a perder peso. A Louise, de 44 años, residente en Kent, se le prescribió para combatir su depresión, pero lo siguió tomando más tiempo del estrictamente necesario cuando se dio cuenta de que le inhibía el apetito. “Daba una suave sensación, como la de la cocaína, algo como un estimulante de anfetaminas”, dice. “No me daba hambre y siempre estaba activa. Perdí casi seis kilos. Mi hermana lo compró en internet cuando vio lo que me produjo”.
Las pastillas dietéticas brasileñas, también muy vendidas por internet, contienen fluoxetina, el ingrediente activo del Prozac. En Estados Unidos, ahora algunos médicos prescriben Prozac como tratamiento para combatir la obesidad, aunque no se ha aprobado para tal fin. Nutrisystem, una empresa que ofrece esquemas para adelgazar, lanzó un programa dietético, “Phen-Pro”, que es una combinación de Fentermina y Prozac, a pesar de la fuerte oposición de Eli Lilly.
De hecho, las pruebas han sugerido que Prozac puede provocar una pérdida de peso promedio inicial de hasta tres kilos y medio en pacientes obesos. Sin embargo, también se ha asociado con el aumen-
to de peso después de que se esfuma la pérdida inicial del apetito.
(Ahora Louise tiene el mismo peso que tenía antes de tomarlo).

12. Menos sexo

A pesar de que pueden pasar 10 años antes de que un medicamento obtenga la licencia para entrar en circulación, los estudios científicos controlados para probar sus efectos y eficacia sólo tardan de cuatro a seis semanas. Por lo tanto, no sorprende que la existencia o la intensidad de la mayor parte de los efectos secundarios aparezca sólo después de que millones de personas han tomado y probado el medicamento.
La disfunción sexual ha resultado ser uno de los efectos ocultos del Prozac. Sarah, estilista de 36 años, residente en Londres, que toma Prozac para controlar sus ataques de pánico, ha tenido una experiencia bastante común. “Me ha curado y calmado, pero no he tenido un orgasmo desde el día en que comencé a tomarlo”, afirma. “Sí tengo ganas de apapachos, pero fuera de eso, no siento ninguna excitación física. Nada. Es como un trueque. Mi pareja no puede decidir a cuál de las dos prefiere: a la neurótica chillona que disfrutaba del sexo algunas veces por semana, o a la tranquila y serena que es totalmente frígida”.
Las implicaciones van más allá del puro sexo. Según Helen Fisher, antropóloga y autora de Why we Love: The Nature and Chemistry of Romantic Love, los antidepresivos podrían impedir seriamente nuestra capacidad de enamorarnos y de seguir enamorados. La felicidad que sentimos cuando nos enamoramos, la euforia, el júbilo y la leve locura son el resultado de niveles altos de dopamina. Este tipo de medicamentos aumentan la serotonina y reducen la dopamina. El resultado es ese sentimiento contrario al amor, un “me da igual” de conformidad que no discrimina.
Aunque las pruebas iniciales hablan de que la disfunción sexual está presente en menos de 30% de los casos, ahora se acepta más de 60%, y un estudio reciente la colocó en 98%. Con 54 millones de personas que toman Prozac en todo el mundo, hay mucha disfunción sexual. Los síntomas incluyen una libido disminuida o ausente, orgasmo retardado o ausente, impotencia o reducción en el volumen del semen, y menor lubricación vaginal.

13. Más sexo

De manera contraria, se ofrece Prozac a los hombres que padecen eyaculación precoz.

14. Vidas perdidas

Se le ha atribuido persistentemente al Prozac que puede desencadenar suicidios, no sólo en gente depresiva, sino también en los participantes en las pruebas clínicas que se encuentran sanos. Algunos usuarios de este tipo de medicamentos han reportado agitación y una incapacidad para estar quietos, una recurrencia de fantasías violentas y autodestructivas, y el sentimiento de que “la muerte será bienvenida”. En Alemania se negó originalmente la licencia al Prozac después de que las pruebas arrojaron 16 intentos de suicidio, dos de los cuales tuvieron éxito.
Los antidepresivos tipo Prozac han aparecido en los tribunales cientos de veces. El primer caso relevante ocurrió en 1989, cuando Joseph Wesbecker caminó por una planta de impresión en Lousville, Kentucky, Estados Unidos, con un AK47, mató a ocho personas y luego se suicidó. Wesbecker había estado tomando el entonces recién aprobado Prozac durante menos de un mes y se había puesto cada vez más agitado. Los familiares de las víctimas demandaron a Eli Lilly, pero llegaron a un arreglo confidencial.
Y hay más. Después de seis días de tomar Prozac, Patricia Williamson, de 60 años, se quitó la vida en la bañera mientras su esposo desayunaba. Eli Lilly llegó a un arreglo fuera de tribunales. Don Schelln había tomado Seroxat (comercializado como Paxil en Estados Unidos) durante 48 horas cuando disparó contra su esposa, su hija, su nieta de nueve meses y contra sí mismo en su casa de Wyoming. El
yerno de Schell recibió ocho millones de dólares por parte de la farmacéutica SmithKline.
En el Reino Unido, Reginald Payne, maestro retirado, residente en Cornwall, asfixió a su esposa y luego saltó de un acantilado después de tomar Prozac durante 11 días. Sus hijos levantaron una demanda en contra de Eli Lilly. En su libro Losing a Child, Linda Hurcombe describe el suicidio de su hija de 19 años, Caitlin, quien le pidió Prozac a su médico porque se sentía deprimida; también
había oído que podría ayudarle a perder peso. Había marcado esos días en su diario como “Días PZ”.
David Healy, quien ha sido testigo experto contra Eli Lilly y SmithKline, calcula que este tipo de medicamentos puede provocar pensamientos suicidas en uno de cada 500 usuarios.

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