lunes, 4 de agosto de 2014

Nonmos-Los Demonios pez Se bebieron la Sangre de los Dogon




Según Pangalé y el resto de mis informadores, aquellos seres capturaban a los humanos y los mataban. Y lo hacían de una forma muy peculiar: introducían una lengua bífida por la nariz de la víctima, extrayéndole la sangre. El pánico de los Dogon llegó a tal punto, que al ver descender las Arcas, se escondían en bosques y aldeas, no acercándose jamás a ríos o lagos.

    »Extracción de sangre. Aquello me recordó otros sucesos similares acaecidos en nuestros días, pero con animales. Griaule, en efecto, no había contado toda la verdad. Y Pangalé reveló algo que me dejó perplejo: los Nommo continuaban bajando a la tierra. Los había visto hacía tres lluvias. Tenían el cabello largo hasta la cintura, y la mitad inferior, como la cola de un pez. Se movían sin dificultad, sin tocar el suelo. Otros Dogon, en otras aldeas, me facilitaron idénticos testimonios».

    [...]

    «Y supe que los Nommos, al salir del agua, tenían el poder de transformarse. Dejaban de ser Hombres-Peces, y aparecían como humanos, pero muy hermosos. Fue así como lograron mezclarse con los Dogon. Fue así como los adoctrinaron. Y fue así como bebieron la sangre de las víctimas. Según estos ancianos, el número de asesinatos se contó por cientos. Siempre bajaban con las lluvias. Siempre por el Arco Iris. Y cuentan los iniciados que fueron los Dioses quienes les enseñaron a circuncidar...».


EL REY-SERPIENTE ARWÉ

En «Una Caja de Madera y Oro», otro de los documentales de la Serie «Planeta Encantado», de J.J. Benítez, nos encontramos con la siguiente joya informativa:

    «Es en el Reino de Saba (territorio que abarca los actuales Yemen y Etiopía), donde la leyenda sitúa al Rey-Serpiente Arwé, que controlaba y aterrorizaba la región hace 3.000 años, hasta que Makeda, hijo del Rey Agabo, lo decapitó.

    »Arwé era un misterioso dios que habitaba en los cielos, y que descendía a la Tierra con las lluvias. Una criatura de largos cabellos, mitad hombre, mitad reptil, que se alimentaba con la sangre de humanos y animales.

    »Una criatura que, según los Tuaregs, ha sido vista en nuestros días, en las ardientes arenas de los desiertos de Libia. Ellos lo conocen con el nombre de Almah».


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